Qué responsabilidad tiene el influencer por las acciones de terceros

El auge de los influencers ha transformado la publicidad y el marketing, ofreciendo a las marcas una vía directa a audiencias altamente comprometidas. Sin embargo, esta relación no siempre es sencilla. Los influencers, al construirse una comunidad en torno a su imagen y contenido, se encuentran en una posición de autoridad que puede tener implicaciones legales significativas. El derecho a la libertad de expresión, un pilar fundamental de las sociedades democráticas, se ve a menudo en tensión con la necesidad de proteger a las marcas y a sus consumidores de daños. Por lo tanto, es crucial comprender las responsabilidades que estos creadores de contenido asumen con respecto a las acciones que puedan ser perpetradas por terceros en sus redes.
Este artículo se centra en desentrañar la responsabilidad legal que los influencers tienen por las acciones de sus seguidores, usuarios y cualquier otra persona que interactúe con su contenido. Analizaremos las diferentes teorías jurídicas aplicables, la importancia de la supervisión y el alcance de la responsabilidad civil y penal que pueden derivarse de las conductas ilícitas de terceros. Comprender estas dinámicas es esencial tanto para los influencers como para las empresas que colaboran con ellos, para asegurar la protección de sus marcas y la mitigación de posibles riesgos legales.
La Responsabilidad Civil del Influencer
La responsabilidad civil surge cuando una persona causa un daño a otra y debe compensarlo. En el contexto del marketing de influencers, la responsabilidad del influencer por las acciones de terceros se deriva principalmente de la negligencia. Si un influencer no ejerce un control razonable sobre su contenido y la interacción con su audiencia, y como resultado de esa falta de control, un tercero realiza una acción que causa daño a una tercera parte (por ejemplo, difamación, incitación al odio, o delitos), el influencer podría ser considerado responsable. La clave aquí es la demostración de la falta de diligencia por parte del influencer para evitar el daño.
No se espera que el influencer prevea cada acción de sus seguidores. Sin embargo, sí se espera que implemente medidas razonables para minimizar el riesgo de que terceros realicen acciones perjudiciales. Esto podría incluir la moderación de comentarios, la eliminación de contenido ofensivo y la promoción de valores y comportamientos positivos. La cantidad de moderación requerida dependerá de la naturaleza del contenido, la audiencia y la reputación del influencer. Una figura pública con un alcance masivo, inevitablemente, deberá tener un mayor nivel de control.
Por último, es importante destacar que la responsabilidad civil no solo se limita a la negligencia. También puede existir responsabilidad por incitación, si el influencer promueve o anima a un tercero a cometer un acto ilícito. La línea entre la simple promoción y la incitación puede ser difusa, por lo que es vital analizar cuidadosamente el contenido del influencer y el contexto en el que se difunde.
La Libertad de Expresión y sus Límites
La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero no es absoluta. Está sujeta a ciertas limitaciones, especialmente cuando se trata de la difusión de información que pueda causar daño a terceros. La jurisprudencia ha reconocido que los influencers, al ser figuras públicas y a tener un impacto significativo en la opinión pública, tienen una responsabilidad adicional en el ejercicio de su libertad de expresión. Esto no significa que deban censurar sus opiniones, pero sí que deben actuar con prudencia y responsabilidad.
La doctrina del “interés público” puede ser relevante en algunos casos. Si el contenido del influencer, aunque pueda ser ofensivo para algunos, también contribuye a un debate importante sobre un tema de interés público, podría tenerse en cuenta la protección de la libertad de expresión. Sin embargo, este argumento no exime al influencer de su responsabilidad por las consecuencias de las acciones de terceros. Es fundamental encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y la necesidad de proteger a los individuos y la sociedad de daños.
A pesar de ello, la protección de la libertad de expresión es primordial en muchos sistemas legales. En la mayoría de los casos, el influencer no será responsable por las opiniones o acciones de un tercero a menos que haya actuado con dolo o culpa grave, es decir, sabiendo o habiendo tenido conocimiento de la posibilidad de que un tercero cometiera un acto ilícito.
El Alcance de la Responsabilidad Penal

En casos de conductas ilícitas graves, como la difusión de amenazas, la incitación a la violencia, la promoción de actividades ilegales o la difusión de información falsa que cause un daño grave, la responsabilidad del influencer puede ser penal. Aunque la responsabilidad penal generalmente recae sobre el autor de la acción ilícita, el influencer puede ser considerado cómplice o partícipe si ha facilitado o promovido la conducta delictiva.
La existencia de un vínculo causal entre la acción del influencer y el delito cometido es esencial para que se configure la responsabilidad penal. Si el influencer simplemente ha compartido un comentario ofensivo de un tercero, es poco probable que sea considerado responsable penalmente, a menos que haya actuado con conocimiento de la ilicitud de la acción y haya querido promoverla. La gravedad del delito y la intención del influencer son factores determinantes en la aplicación de la ley penal.
Es importante tener en cuenta que las leyes penales varían de un país a otro. Algunas jurisdicciones pueden tener leyes específicas que establezcan la responsabilidad penal de los influencers por las acciones de sus seguidores, mientras que otras pueden aplicar las leyes generales sobre responsabilidad penal.
La Importancia de la Contratación y la Supervisión
La colaboración entre el influencer y la marca es crucial para establecer claramente las responsabilidades de cada parte. Un contrato bien redactado debe especificar las áreas en las que el influencer se compromete a actuar con diligencia y responsabilidad, incluyendo la moderación de contenido, la promoción de valores positivos y la prevención de conductas perjudiciales. El contrato también debe establecer las cláusulas de indemnización en caso de que se produzca un daño.
Además del contrato, es fundamental que las marcas establezcan un sistema de supervisión de los contenidos generados por sus influencers. Esto puede incluir la revisión periódica de los comentarios, la eliminación de contenido ofensivo y la promoción de valores y comportamientos positivos. La supervisión también puede implicar la capacitación de los influencers sobre las responsabilidades legales y éticas que asumen.
Finalmente, las marcas deben tener un protocolo claro para abordar cualquier incidente que involucre las acciones de terceros. Esto incluye la investigación del incidente, la toma de medidas correctivas y la gestión de la reputación de la marca. Un enfoque proactivo en la gestión de riesgos puede ayudar a prevenir problemas legales y a proteger la imagen de la marca.
Conclusión
La responsabilidad que los influencers tienen por las acciones de terceros es un tema complejo y en constante evolución. Si bien la libertad de expresión es un derecho fundamental, no es ilimitada y los influencers deben actuar con prudencia y responsabilidad al moderar su contenido y la interacción con su audiencia. La negligencia, la incitación y la falta de control sobre las acciones de terceros pueden generar responsabilidades civiles y, en casos graves, incluso penales.
Para las marcas, es imperativo establecer contratos claros y robustos que definan las responsabilidades de los influencers y establecer un sistema de supervisión eficaz. La inversión en la gestión de riesgos y la capacitación de los influencers son esenciales para proteger la reputación de la marca y evitar posibles problemas legales. Adoptar un enfoque proactivo en la moderación y la promoción de valores positivos es la mejor manera de mitigar los riesgos y asegurar un entorno online seguro y responsable.
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