Qué responsabilidad tiene la empresa ante un influencer disolvente

El marketing de influencers se ha convertido en una estrategia fundamental para numerosas empresas, buscando conectar con audiencias específicas a través de figuras con credibilidad y alcance. Sin embargo, esta relación, aunque aparentemente simbiótica, puede ser susceptible a la ruptura si el influencer se involucra en acciones que dañen la imagen de la marca. La gestión de estas situaciones requiere una comprensión clara de las obligaciones legales y contractuales que involucran tanto a la empresa como al influencer, evitando así potenciales litigios y daños a la reputación. Este artículo explora precisamente esa responsabilidad, desglosando los posibles escenarios y las medidas preventivas a adoptar.
La clave para una colaboración exitosa y estable radica en la preparación, estableciendo contratos sólidos y bien definidos desde el inicio. Un acuerdo que abarque no solo el alcance de la campaña, sino también las responsabilidades, las cláusulas de rescisión y las indemnizaciones en caso de incumplimiento o daño reputacional, es crucial para proteger los intereses de la empresa. La falta de una regulación adecuada en esta área genera incertidumbre y complica la gestión de conflictos, por lo que es imperativo adoptar un enfoque proactivo y legalmente sólido.
1. Las Cláusulas de Rescisión en el Contrato
La protección de la marca es una prioridad para cualquier empresa que contrata a un influencer. Por lo tanto, el contrato debe incluir cláusulas de rescisión que permitan a la empresa dar por terminada la colaboración en caso de comportamiento perjudicial. Estas cláusulas deben ser claras y detalladas, especificando los eventos que desencadenan la rescisión, como la publicación de contenido ofensivo, la participación en actividades ilegales, o la divulgación de información confidencial. La empresa debe tener la posibilidad de exigir la terminación inmediata del contrato, con una indemnización por daños y perjuicios, si el influencer incurre en alguna de estas situaciones.
Es fundamental que la cláusula de rescisión no sea una mera formalidad, sino una herramienta efectiva para proteger la imagen de la marca. Debe establecer un procedimiento claro para la notificación de la rescisión al influencer, incluyendo un plazo para que éste se retracte o defienda su posición. En caso de que el influencer se niegue a cesar su actividad, la empresa podrá iniciar un procedimiento judicial para hacerla cesar y reclamar las indemnizaciones correspondientes. La seguridad de la marca debe ser la consideración principal.
2. La Responsabilidad por Contenido Ofensivo
La publicación de contenido ofensivo, ya sea por el influencer o por terceros que interactúen con su contenido, puede tener graves consecuencias para la marca. Si bien el influencer es responsable de sus propias acciones, la empresa contratante puede ser considerada responsable subsidiaria si se demuestra que hubo una negligencia en la selección del influencer o en la supervisión del contenido publicado. Esto se basa en la teoría de la imputación de responsabilidad.
La empresa debe llevar a cabo una due diligence exhaustiva antes de contratar a un influencer, investigando su trayectoria, sus publicaciones anteriores y su reputación online. Además, es recomendable establecer mecanismos de control sobre el contenido publicado, como la revisión previa de las publicaciones o la inclusión de cláusulas en el contrato que obliguen al influencer a supervisar los comentarios y eliminar cualquier contenido ofensivo. Un filtro de contenido, aunque no siempre efectivo, puede ser una herramienta útil.
3. La Indemnización por Daños y Perjuicios
Si la actuación del influencer causa daños a la reputación de la marca, la empresa contratante tiene derecho a reclamar una indemnización por daños y perjuicios. El importe de la indemnización dependerá de la gravedad del daño, el alcance de la difusión, y la importancia de la marca. Es importante documentar todos los daños sufridos por la empresa, como la pérdida de ventas, la disminución del valor de la marca, o el daño a la imagen corporativa.
La empresa deberá demostrar que existe una conexión causal entre la actuación del influencer y los daños sufridos. Esto implica probar que el comportamiento del influencer fue la causa directa de la pérdida de ventas o del daño a la reputación. La complejidad de este tipo de litigios requiere la asistencia de un abogado especializado en derecho de la publicidad y la protección de la imagen. La evidencia documental es crucial.
4. La Obligación de Notificación

La empresa tiene la obligación de notificar al influencer cualquier problema o riesgo reputacional que pueda afectar a la marca. Esto incluye la publicación de contenido que pueda ser considerado ofensivo, la participación en actividades ilegales, o la divulgación de información confidencial. La notificación debe realizarse por escrito, y debe incluir todos los detalles relevantes sobre el problema o el riesgo.
La notificación permite al influencer tomar medidas para solucionar el problema o evitar que se produzca. Además, la notificación permite a la empresa evaluar si el contrato debe ser rescindido o no. Una transparencia total en la comunicación entre ambas partes es fundamental para evitar conflictos futuros. La comunicación proactiva ayuda a mitigar riesgos.
5. La Aplicación de Cláusulas Penales
En algunos casos, el contrato puede incluir cláusulas penales que obligan al influencer a pagar una indemnización en caso de incumplimiento de sus obligaciones. Las cláusulas penales son una herramienta útil para garantizar el cumplimiento del contrato y para proteger los intereses de la empresa. Sin embargo, es importante que las cláusulas penales sean proporcionales al daño que puede sufrir la empresa y que sean legalmente válidas.
La aplicación de cláusulas penales puede ser más efectiva si se establecen umbrales claros para su activación, como la publicación de contenido ofensivo que genere una gran cantidad de críticas negativas. Además, es importante que la empresa tenga la capacidad de demostrar que el incumplimiento del contrato ha causado un daño real. La efectividad de las cláusulas penales depende de una redacción precisa y la capacidad de probar el daño.
Conclusión
La responsabilidad de una empresa ante un influencer disolvente es compleja y multifacética, y va más allá de la simple supervisión de su contenido. Un contrato bien redactado, que incluya cláusulas de rescisión, obligaciones de notificación y cláusulas penales, es esencial para proteger la imagen de la marca y mitigar los riesgos reputacionales. La diligencia debida en la selección del influencer y la implementación de mecanismos de control son también cruciales.
Finalmente, es importante recordar que el marketing de influencers es un campo en constante evolución, y que las empresas deben adaptarse a los nuevos desafíos y riesgos que plantea. La flexibilidad y la capacidad de respuesta ante situaciones imprevistas son esenciales para garantizar el éxito de las colaboraciones con influencers y para proteger los intereses de la empresa a largo plazo. Un enfoque proactivo y legalmente sólido es la clave para un marketing de influencers exitoso y responsable.
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